Son los puentes y no los muros, lo que nos enseñó Francisco

Viedma. Como todos saben soy profundamente cristiano y admirador de nuestro inmenso papa, Francisco, argentino y peronista. Y quien haya visitado alguna vez la sede del gremio UTHGRA en Viedma o mi oficina legislativa en los últimos 3 años, habrá podido comprobarlo.

Ser cristiano y seguidor de Francisco no debe ser un acto de fanatismo o argentinismo banal sino consecuencia de la reflexión y análisis profundo de su evangelización y doctrina. Y en esa inmensa sabiduría que profesa nuestro papa nos enseñó con su homilía del año 2014 que ha llegado la hora de construir puentes y no muros.

“Me rompo pero no me doblo, afirma una cierta sabiduría popular. Me doblo para no romper, sugiere la sabiduría cristiana. Dos modos de entender la vida”, nos cuenta Francisco de esa extraordinaria homilía, “el primero, con su dureza, fácilmente destinado a alzar muros de incomunicación entre personas, hasta la degeneración del odio. El segundo se inclina a crear puentes de compresión, también después de una pelea. Pero, con la condición de buscar y practicar «la humildad.”

Este es el momento del diálogo entre los rionegrinos. Profundamente lo creo y más siendo un hombre político ya no es siquiera mi parecer sino mi obligación el practicarlo.

Los procesos electorales y las vicisitudes del ejercicio del poder muchas veces nos impiden los momentos de reflexión. Este no es ninguno de esos casos. Este es un momento de remanso político y como tal proclive a la reflexión.

Pero, y volviendo a la homilía de Francisco, “dialogar es difícil. Pero peor que intentar construir un puente con un adversario es dejar que crezca en el corazón el resentimiento hacia él y quedamos aislados en este caldo amargo de nuestro resentimiento».

Una condición insoslayable que tiene integrarse y pertenecer al espacio renovador que nos propone Sergio Massa es justamente el de avenirnos a la idea de la humildad en el reconocimiento de los problemas y las verdades del otro, de aquel que fuera mi adversario, porque él, al igual que yo, tiene una verdad y es en la síntesis entre ambas verdades que construiremos la solución superadora.

En un momento crítico para el país y nuestra provincia, donde nos aumentan obscenamente el costo de vida y los servicios más básicos para nuestra subsistencia como los alimentos, el agua y las energías. En el que el gobierno provincial busca desesperadamente “dónde hay un mango” para cubrir el rojo de las cuentas bancarias y, al menos, intentar pagar los sueldos y aguinaldo de los empleados públicos, como única posible política de estado, es cuando más tenemos que juntarnos los viejos adversarios a dialogar, pensar y construir ideas y propuestas alternativas a las frustrantes realidades imperantes.

Eso aprendí del papa Francisco que es argentino, pero también peronista, como yo… y a casi 44 años de aquel histórico abrazo entre Perón y Balbín poder revalorizarlo hoy y decirle a las nuevas generaciones, que no entienden de dicotomías ni vanidades, que hemos aprendido la lección de estos tres grandes hombres. Perón, Balbin, Francisco. La hora del abrazo fraterno, la de derribar muros y construir puentes.

Roberto Vargas
Secretario General UTHGRA Viedma
Delegado nacional coordinador Partido Tercera Posición
Frente Renovador – UNA

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