Viedma.- 16 años después que un reducido grupo de trabajadores (que no llegaba a 20 personas) tomaran las instalaciones del quebrado frigorífico Fricader, esta semana el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) habilitó las instalaciones para que el producto de la faena (ya sea ovino, bovino o porcino), pueda ser distribuido en todo el país.
La definición técnica de ese permiso se denomina “Tránsito Federal”, un aval que repercutirá -en este caso-, en demanda, tarifas y hasta en la ocupación de mano de obra.
Ahora el establecimiento pasó a denominarse “Frigorífico JJ Gómez” y es administrado por una cooperativa conformada por los propios trabajadores, y esta habilitación de las instalaciones permitirá como efecto inmediato ingresar a Neuquén y Bariloche.
“Sólo con los mismos usuarios que hoy tenemos (distribuidores), se nos va a incrementar la demanda en un 25%, y estimamos que podemos llegar a un 50% de los niveles actuales”, manifestó el presidente de la cooperativa, Felipe Gerbán.
“El primer papel para conseguir el tránsito federal lo presentamos hace 14 años en Buenos Aires, porque aún no había oficina regional en Roca”, contó el dirigente, quien fue notificado de la decisión por el Director Regional del SENASA, Ricardo Sánchez.
“Tuvimos una excelente charla, con un repaso de todo lo transcurrido y asumiendo los compromisos de seguir poniendo siempre todo nuestro empeño en mejorar y estar siempre dentro de los parámetros que nos exigen”.
Resta una última inspección al laboratorio de triquina, que controla la sanidad de los cerdos, para que comiencen a salir los camiones fuera de los límites de la provincia.
“Lo importante es que están dadas las condiciones sanitarias del frigorífico, y solo nos resta seguir los protocolos de SENASA respecto de algunas obras y nuevas inversiones”, comentó Gerbán, quien de todos modos anticipó que se comenzará a trabajar para que el área de cerdos tenga un sistema de cámaras de frio exclusivo.
Para llevar adelante este emprendimiento, esperan destrabar un aporte de 4 millones de pesos comprometidos por la provincia hace un largo tiempo.
Por lo pronto “la capacidad de faena es óptima para la nueva demanda, incluso nos sobra”, señaló, y al repasar todo el tiempo transcurrido, aseguró que “en el 2001, cuando entramos, encontramos un frigorífico destruido, sin calderas, sin frío. Por eso cada cosa que arreglábamos, había otra que se rompía, y nunca podíamos terminar de poner a toda la planta en condiciones”.
Fue un camino largo que estuvo marcado por la voluntad de los trabajadores, porque buena parte de las inversiones se ejecutó luego que se resolviera resignar ingresos personales para volcar recursos al mantenimiento y ampliación de las instalaciones. En el último año, el ritmo de inversiones supera el millón de pesos mensuales.
GENTILEZA: Fabricio González