Las pequeñas voces del país, aquellas que no gritan, ni avasallan, aquellas que cantan en guaraní, en quichua, en mapudungun o en argentino – ese español hecho de todas nuestras tonadas- tienen su morada en la Radio Pública, espacio que custodia culturas, músicas, historias que no son parte de los algoritmos de las plataformas internacionales, ni son consideradas por los hacedores de estatuas oficiales, porque son hijas de la Argentina secreta.
Radio Nacional es un lugar de encuentro y reconocimiento del otro país, un espacio que mantiene encendida la llama de nuestras identidades, a través de todas sus manifestaciones: nos cuenta las historias de nuestros ríos, de nuestras selvas, de nuestras montañas y desiertos, pero sobre todo de nuestra gente, aquella que no se parece a las de las publicidades, aquella que es tan diversa que nos recuerda que no sólo venimos de los barcos, sino también venimos de los pueblos originarios “invisibles”, y de los negros “invisibles” que formaron parte del ejército libertador, y de las mujeres “invisibles” de nuestra historia que tanto color le dieron a nuestra dignidad, y de los gauchos “invisibles” que cantaron la pena extraordinaria cuando eran perseguidos simplemente por ser ellos. Y los “invisibles” y las “invisibles” de ahora que cargan sobre sus espaldas la cruz de ser “del interior” o de alguna minoría
Esta semana el Presidente electo se refirió a la posibilidad de privatizar los medios públicos y esto fue acompañado por una campaña de desprestigio (encabezada por La Nación +) en la que se daban sumas de sueldos que nada tienen que ver con la realidad económica que vive el personal de Radio Nacional.
Esto no es casualidad, es parte de una mirada de la Argentina en la que se deja afuera a los mismos que por muchos años fueron desterrados de la historia oficial, argentinas y argentinos que parecen condenados a ser forasteros culturales en su propio país.
La Radio Pública es un espejo de identidades, un seguro de vida de la zamba, del tango, de la milonga, del rock nacional, de nuestra cultura e historia popular, su archivo sonoro es uno de los motores de la memoria nacional, sus contenidos son semillas que ayudan a comprender las diversidades que nos conforman, ya que Radio Nacional es un pasaporte a esa patria olvidada por los medios masivos de comunicación.
Hay cosas que valen tanto que resulta imposible ponerles precio, defender la Radio Pública es proteger las raíces que nos sostienen.
Pedro Patzer
Escritor, poeta, guionista de Radio Nacional