Viedma.- Será los días 6, 7 y 8 de octubre en el colegio San Miguel y contará con la participación de más de 300 cooperativas.Al respecto, el director de Cooperativas y Mutuales, Osvaldo Rampellotto, indicó que “el congreso será de muchísima capacitación que es lo que se está necesitando, porque vemos la necesidad que están teniendo las cooperativas en función de los proyectos que tienen a futuro”.
En este caso la temática será el rol del dirigente en la cooperativa, y las habilidades que debe tener: saber delegar, escuchar, gestionar y actuar. Además se incluirán las nuevas tecnologías y cómo promover la participación.
Los líderes y dirigentes cooperativos tienen la capacidad de fortalecer la identidad cooperativa, asunto fundamental de la sostenibilidad y legitimidad de estas empresas solidarias. Pero también son quienes pueden llegar a desdibujar y debilitar dichas entidades, si la situación no es apropiada.
Gran parte de la fortaleza de una organización cooperativa deviene de la capacidad de sus dirigentes para sumarse a este proyecto democrático, comprenderlo, mantenerlo y compartirlo. Pero también lo contrario, muchas nefastas historias y desenlaces negativos de cooperativas han obedecido a la falta de liderazgo cooperativo de sus dirigentes, quienes no han sabido sostener y soportar la identidad, principios y valores que sustentan el movimiento cooperativo.
El papel del que se ha llamado el “nuevo rol del dirigente cooperativo”, por tanto, es hoy demandado desde diferentes niveles.
¿Cómo debe ser este nuevo dirigente cooperativo en relación con el liderazgo?
El comportamiento o actuación de los nuevos dirigentes cooperativos, como de cualquier líder organizacional, está determinado por su bagaje cultural –creencias, concepciones, valores y estilo de dirección- y por unos intereses comunes. A su vez, la cultura de la organización afecta el comportamiento del líder. Por tanto, cultura y liderazgo, son dos caras de la misma moneda.
Sin embargo, el actual entorno y las respuestas que deben dar hoy día las organizaciones cooperativas ante dicho contexto, obligan necesariamente a un cambio cualitativo en la concepción del líder y en la cultura de la organización frente al liderazgo. Hoy día hablamos de pasar de un modelo cultural centrado en los líderes, a un modelo centrado en el “liderazgo” (1).
Aquellas ideas de los líderes como individuos de personalidad excepcional, cualidades superiores y con gran “carisma” han quedado atrás. Los dirigentes de la organización cooperativa nada tienen que ver con “personas especiales, de gran capacidad para concentrar información y poder”.
Así, el liderazgo no es una cualidad innata de una persona, sino que puede ser aprendido, dado que se trata del desarrollo de ciertas habilidades y conductas.
Hoy se espera que los nuevos dirigentes cooperativos tengan las competencias necesarias para ser capaz de:
Delegar y trabajar en equipo. Hoy se espera que los dirigentes cooperativos sean personas con capacidad para delegar, para consultar, para estimular el trabajo en equipo; con habilidades y actitudes para escuchar y percibir las expectativas de su gente.
Identificar y potenciar recursos. El nuevo dirigente cooperativo debe tener capacidad técnica para el manejo de nuevos instrumentos y tecnologías, que les facilite poner en juego todas sus habilidades para potenciar los recursos existentes.
Promover la participación y la cooperación. El liderazgo debe ser aprovechado por los dirigentes para lograr la participación y cooperación espontánea de todos los miembros para el logro del bien común. Así el nuevo dirigente cooperativo actúa en función de la comunidad, conociendo sus necesidades y medios, y a la vez, dispuesto y con capacidades para hacer cumplir los propósitos que originaron la cooperativa.
Defender y fortalecer la identidad cooperativa. El nuevo dirigente basa su actuar y decisiones en la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace en la organización cooperativa, y entre lo que se cree y lo que se hace. Muestra consistencia entre las palabras y los hechos.
Asumir un poder diferente: El de la confianza. Lo anterior implica además que el nuevo dirigente sea capaz de entender y asumir el poder producto de la confianza y reciprocidad que se logre generar mediante la participación, el libre intercambio de información y de ideas.
Valorar la información de las bases, zonas y regiones. Para este nuevo perfil de dirigente cooperativo, la información importante hoy en día no es la que viene de “arriba”, sino la que viene desde las bases; de los asociados. Así, logra sentirse y ser co-responsable de su comunidad, entender los retos del capital humano en su región o su zona y participar pro-activamente en la solución de los problemas que la afectan (2).
Construir capital social. Construir capital social es el principal desafío del nuevo dirigente cooperativo, como lo menciona Velásquez (1). Esto es crear redes de relaciones, de confianza y reciprocidad tanto entre los mismos dirigentes, como entre ellos y los asociados a la cooperativa.
2. Al poner en la prioridad el capital social se potencian los otros tipos de capital que a veces se priorizan, dejando de lado el social. La creación de confianza y de capital social son desafíos centrales del nuevo liderazgo cooperativo.
FUENTE: FECORN
YA SE VIENE EL 48 CONGRESO DE COOPERATIVAS DE RIO NEGRO 29 CONGRESO DE LA FECoRN