Un hombre que trabajaba como repositor en una ferretería de Viedma se encontraba manipulando un lote de cajas de aproximadamente 30 kilogramos y sintió una molestia en su espalda baja. Luego de más de 40 minutos tuvo un fuerte pinchazo en su zona lumbar seguido de un agudo dolor, el cual empeoró con el pasar de las horas. Esto le impidió que se pudiera mantener de pie por varios minutos y recibir golpes o sobresaltos al conducir su vehículo, porque sentía dolor, que perduraba varios días.
Oportunamente la A.R.T. le ordenó la realización de estudios que evidenciaron la existencia de protrusión discal, por lo cual se le otorgó tratamiento kinesiológico y luego se le dio de alta. Por su parte, la Comisión Médica luego de su examen físico consideró que el problema de salud del trabajador no era producto de las realización de dichas tareas laborales. Dictaminó un porcentaje de incapacidad que para el trabajador no era el adecuado para las secuelas que tuvo. De esa manera, inició una demanda.
El perito médico explicó que “en el informe de resonancia nuclear magnética” se encontraron lesiones que “se corresponden con patología degenerativa discal. Asimismo, dicha resonancia informa la presencia de una protrusión discal (hernia discal). Cabe consignar que dicha patología es reconocida como enfermedad profesional en el marco de la Ley de Riesgos del Trabajo”.
La Cámara Laboral de Viedma tuvo en cuenta “la falta de contestación de demanda, autoriza a presumir la veracidad de los hechos pertinentes y lícitos afirmados por la parte actora y a tener por auténtica la documental acompañada, que no fue objeto de desconocimiento”
De esta manera condenó a Prevención A.R.T. S.A. a abonar al trabajador poco más de un millón de pesos como resarcimiento.