Hace 33 años, los argentinos recuperábamos la posibilidad de elegir y millones de votos hicieron Presidente a Raúl Alfonsín.
La principal tarea que le encomendó el pueblo era hacer de este nuevo retorno a la democracia, el definitivo. Todo lo demás se supeditaba a ese objetivo: era necesario que así sea porque la democracia es la herramienta indispensable para construir cualquier Nación moderna, libre y solidaria, como la que anhelamos para nuestro país.
Con aciertos y errores, el gobierno de la transición afrontó dificultades, contratiempos y el asedio de quienes no comprendieron la magnitud del desafío y apostaron al fracaso del gobierno. Y por primera vez en la historia logró traspasar el mando a un Presidente de otro partido político electo por el pueblo.
Y aquí estamos. 33 años atrás, rodeado por dictadores en toda la región, un Presidente nos prometió 100 años de democracia. Nunca vivimos tanto tiempo en libertad desde ese día.
Misión cumplida, Presidente Alfonsín. Si hacemos de la nostalgia una inspiración movilizadora, podremos cumplir la nuestra y saldar las enormes deudas que los políticos (no la política ni la democracia) tenemos con la Argentina.
Gracias Señor Presidente.
Por Ricardo Alfonsin.