Las campañas electorales son en esencia guerra comunicacionales. Toda guerra exige de estrategias y tácticas bien planificadas. Obviamente el ataque al enemigo será una de esas tácticas, pero ese ataque requiere tener bien claro muchas variables a considerar dentro de la estrategia general. Por ejemplo, hay que saber dónde atacar, cómo hacerlo, qué recursos utilizar y, fundamentalmente, cuándo atacar.
En las campañas el tiempo es un factor fundamental. Una acción a destiempo puede ser tremendamente contraproducente. A esto se lo conoce en comunicación política como ‘timing’. El timing en una campaña impone una estrategia de acciones bien estructuradas.
Generalmente se usa el ataque como táctica de la campaña para instalar a un candidato, o para instalar una elección. “Si un dirigente va segundo y lejos del primero en las encuestas, es muy normal que salga a hacer declaraciones ‘picantes’ para concentrar la atención de los medios sobre su candidatura, y para obligar al primero a bajar a una discusión poniéndolo de igual a igual, pese a las diferencias numéricas”, dicen los manuales de marketing político que estudié.
En este contexto los recientes ataques del gobernador Weretilneck al intendente de General Roca, Martín Soria, ponen de manifiesto que es Soria quien lidera la carrera hacia la gobernación en 2019… y encima, estaría ganándola por varios cuerpos!
Primer error estratégico: poner en evidencia tal condición a 18 meses de la elección. El riesgo de que la actual brecha que separe al primero del segundo es así mucho mayor a que la misma se vaya cerrando.
El segundo error estratégico que se comete es el de subestimar al enemigo y no seguir las reglas del combate electoral. Ya que Martín Soria, puesto ahora por el propio Weretilneck como líder en la competencia, no bajó a la discusión; y además su espacio decidió responder al ataque por medio de dirigentes de segundo y tercer nivel. Quedó de manifiesto que Soria no considera a Weretilneck como su adversario. Las reglas del combate electoral exigen, además de manejo del timing, fijar roles. El FpV los tiene definido, JSRN parece que no.
Viendo con ojos estratégicos esta supuesta pelea (y digo supuesta porque para pelear se necesitan 2 peleadores y acá hay 1 solo sobre el ring) pareciera que la estrategia del gobernador fue la de romper con la polarización nacional macrismo-kirchnerismo, instalando una provincial; y ese es un tercer error estratégico que comete el gobernador.
Hay un viejo proverbio chino que dice que “cuando el dedo señala a la luna, el idiota mira al dedo”. El gobernador (seguramente mal asesorado por sus estrategas) nos quiso –a la sociedad y a sus adversarios- hacer mirar el dedo, pero la gente y el sorismo prefirió mirar a la luna.
Si los estrategas del gobierno le dedicaran más atención a mostrarnos la mejor luna, en vez de la punta de sus dedos, tal vez tengan alguna chance de achicar la brecha que los separa del adversario.
La luna en este ejemplo es la gestión.
Pablo Gustavo Díaz
Consultor en marketing digital y comunicación política
@pablogusdiaz (en Twitter y Facebook)