La muerte del ser? por Ceferino Namuncurá

El poder no sólo apuesta a la disolución del ser social. Privilegio la del ser individual hasta que esa transición resultó útil a su voracidad,  apostado en el poder mediático que no logro pocos adeptos, los mismos que se han transformado en espectadores silenciosos, y más anónimos que nunca, para culminar con su faena despiadada, la desaparición de lo esencial, nada mas y nada menos que el propio ser.

Recuerdo mis años de infancia y adolescencia, cuando el pan se le compraba a «doña pepa», la carne al «gordo Simionatto», la verdura al «gordo Mellao», la ropa a «la tola»,  los autos se reparaban en lo de «Sartor», los neumáticos en lo del «turco Moana»,  y así podría invocar a cientos por sus nombres, seres individuales todos ellos,  eran los mismos con el resto del pueblo que estructura van el tejido social a través de las organizaciones intermedias, que constituían por aquellos años, la reserva laboral, trabajadora, social, humana y hasta moral de mi pueblo y seguramente la de muchos otros.

A algunas décadas más tarde, y haciendo una mirada más profunda de país,  casi sin que lo percibiéramos,  el pan se hizo en el horno eléctrico y no en el calor de la cuadra, la carne se transformó en un producto frigorífico y para pocos, los autos contaban con una computadora, los talleres con tornos de calculo numérico,  las líneas de producción programadas en «plc», los reclamos sociales se canalizarían en forma impersonal,  y de pronto, el poder uso su clase de hipnotismo, y un sector importante de nuestra sociedad, sin despertarse del sueño o ensueño flameo las mismas banderas de opresión que más tarde servirían para embanderar su propio féretro.

Con la ignorancia empieza un saber cuya primer determinación es la ignorancia, afirmaba Soren Kierkegaard.

Más de dos mil años de reflexión,  de pensamiento, de contradicciones y de acercamiento a la verdad, fueron avasallados.

Se banalizo el genio de Platón y su idea del ser, la totalidad del pensamiento griego frente a su ser y no ser, la dialéctica entre tiempo y eternidad de San Agustín, el pienso para existir de Descartes, el conocimiento apriristico de Imanuel Kant, el evolucionismo de Hegel, la representación y voluntad de Shopenahuer,  la angustia como el instante de Kierkegaard,  el salto angustian te de Heidegger. ….

Aun así no han podido con la intuición de un pueblo, lejano a la erudición,  pero seguro de la convicción, que hay un trascender, que existe lo supremo, que hay un ser individual , que solo en el campo del nosotros, el cuerpo social, es donde puede trascender, dejas su impronta, escribir su historia, la del pueblo.

Lo posible es para la libertad lo futuro y lo futuro es para el tiempo lo posible.

La política es el salto, es el transformar abismos en horizontes, es definir el instante, para sacar la angustia, para apropiarnos de lo que es nuestro y nunca nos robaran , nuestro futuro.

Ceferino Namuncura

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